Diez jóvenes años de nuestro Club Seminario

Querido socio y amigo del Club Seminario:

Sabiéndonos sustancia, esencia y vida misma del Club, a ninguno escapará el orgullo y la profunda emoción de ser partícipes en la construcción de estos primeros diez años.

Mi saludo, que intentaré sea breve y conciso, tiene como objetivo mencionar, en unas pocas pinceladas, mucho de la rica historia de nuestros primeros años y recordar a tantos que colaboraron en la fundación, la estructura primera y en la consolidación definitiva que hoy nos toca disfrutar.

Sabemos que somos la continuidad, la representación social y deportiva de los jóvenes del Colegio y también de sus familias, y tenemos el orgullo de serlo. Nos nutrimos de ellas, en cada momento y en cada evento. Padres, madres, chicos, amigos, ex alumnos, formamos hoy esta gran familia bordó que, a Dios gracias, no para de crecer.

Nos encuentra hoy en una situación compleja.  Alejados de donde está el balón y de los torneos; mucho más próximos a los escritorios, las computadoras y los teléfonos. Un desafío -uno más- de los que siempre se nos presentan, los que asumimos con responsabilidad y actitud, sabiendo que es lo mismo que ustedes hacen dentro de la cancha. Igual.  Tal vez -o sin tal vez- con menos adrenalina, pero más responsabilidad. Allí están también los directivos de ayer y los de hoy. Del mismo modo, los amigos que se acercan a colaborar, que siguen firmes y atentos a nuestros pasos, y que con su serena voz de aliento corrigen, proponen y mantienen intactas nuestra creatividad y nuestro compromiso. Han sido y son generosos y batalladores con su tiempo, sus ideas y su trabajo. Todos juntos, nos esforzamos en mantenernos animados y con energía para llevar adelante este lindísimo proyecto, que abrazamos con pasión desde el primer día.

El 13 de mayo de 2010 fue la noche soñada, esa en la que se rubricó el acta fundacional.

¿Cómo no recordar ese momento? Tenemos muy presente esa imagen, del Salón de Actos del Colegio, colmado de gente, amigos, colaboradores, autoridades, todos radiantes de alegría y llenos de expectativa.  Significaba llegar a la meta soñada, luego de mucho tiempo de planear, trabajar, brindar tiempo y esfuerzo, consiguiendo, por fin, el objetivo largamente deseado, el final de todos los principios. Llegábamos por fin al muy grato punto de inflexión, la concreción de la fundación misma y, por lo tanto, el paso de la idea y del papel a los hechos y a la realidad misma. Un gran sueño en medio de dificultades convertido en algo cierto. Un enorme trabajo previo de muchos aún presentes, otros que fueron llamados por el Señor y ya no están con nosotros, y otros que siguen estando, pero con la voluntad de ser casi anónimos. Hoy, todos ellos también disfrutarán con nosotros de este aniversario. Allí estaban presidiendo el Rector P. Alejandro Tilve, nuestro querido P. Coqui Aguerre y el gran impulsor y promotor de la idea, P. Beto Draper. Todos los representantes de todas las disciplinas que hicieron el Club, sus referentes, sus familias, los ex alumnos, y jóvenes del Colegio que seguramente estaban viendo su futuro, pero en vivo y en directo. Siguieron después, con su apoyo imprescindible el P. Marcelo Coppetti y el actual rector del Colegio P. Fabián Antúnez.

Querido Socio y amigo:  Gracias a Dios pasó mucha agua debajo de este singular puente. Diez años después es hoy. Somos tú, soy yo, somos nosotros, somos todos. El que estuvo, el que acompañó y el que persiste aún en la dificultad. Son tus amigos de siempre, su sonrisa perenne y su abrazo contagioso. Tu entrenador y el que lo ayuda, el que está siempre, el que no pone excusas, el primero que llega y el último en irse del querido Parque Cupra, del Loyola, del Gonzaga, de la Rambla, en la cancha que sea, en cada carrera. El que se moja o te trae abrigo, el agua o un mate. El que se pinta, el que guarda la camiseta para la próxima batalla y disfruta ese momento como único. El que canta, el que alienta y al que lo alientan para que no se caiga. Es el que hace el acta de Directiva, el que presenta, corrige, mejora y persigue la concreción del proyecto. El que festeja cada victoria y aprende mucho más de la derrota. El que llega a los partidos y los sufre, los conversa, los discute y al final los entiende. El que apoya todas y cada una de las actividades sociales del Club, y que son marca registrada de la Compañía de Jesús en nuestros corazones. Esa es la identidad que manifestamos y perseguimos. Marca indeleble. Eso es algo y solo algo de lo muy mucho que contiene y nos regala todos los días nuestro queridísimo Club Seminario. Orgullosos vestidos de bordó por fuera y por dentro, orgullosos de nuestras raíces. Siempre. Desde hace diez años y con felicidad inmensa en la proyección y en la capacidad de adaptarnos a todos los desafíos que seguramente se nos presentarán.

Vamos entonces, confiados a ese futuro. Honrando a los fundadores. Seguros, alegres, animados, firmes en el esfuerzo, sencillos y humildes para que muchos más colaboradores se sumen, sabiendo que tanto se necesitan. La base, los pilares y la estructura están consolidadas, y es para todos una obligación saber aprovecharlos. Recordemos que nos mueve el cariño y el afecto de esta gran familia del Club Seminario.

Por último, agradecer.  Siempre agradecer.  Como aprendieron en las aulas del Colegio.

La posibilidad de estar presente en esta historia que escribimos todos juntos, cada uno desde su lugar, su tiempo, su espacio y su corazón. Agradecer a cada uno de ustedes, socios, delegados, colaboradores, entrenadores, administrativos y amigos del Club, y sponsors que apoyaron y lo siguen haciendo. A la Comisión Directiva, a las Comisiones que nos precedieron, que fueron, y siguen siendo siempre, fuente de inspiración y entrega generosa y desinteresada.

Todos aquellos que somos parte de este Club estaremos siempre unidos, buscando el avance y el crecimiento de nuestra institución. Por eso, me gustaría recordarte que es muy importante no olvidarnos de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que queremos ser, y más importante aún es siempre dar lo mejor de nosotros.  Eso es trabajo. Eso es el Club.

Dios Padre siempre misericordioso y nuestra Santa Madre nos sigan acompañando en esta aventura y en este proyecto del Club Seminario y que los bendigan a ustedes y sus familias siempre.

¡Muy felices DIEZ AÑOS para todos!

Gonzalo Hernández

                                                                                                                        Presidente

Montevideo, 13 de mayo de 2020